¿Quién dijo que soy grande?
¿Quién
dijo que soy grande? ¿Quién quiere serlo? ¿Quién quiere dejar la
inocencia, la sonrisa impecable y los ratos eternos? ¿Quien quiere dejar
de soñar con cosas increíbles e imaginar castillos de arena con
laberintos infinitos? ¿Quién quiere dejar de comer tantas golosinas
hasta que le duela la panza? ¿Quién no quiere jugar en el barro y llegar
muy sucio a casa con manchas de que ese día fue increíble?
¿Quién quiere dejar de jugar a la mancha, la escondida o al fútbol en
el barrio con dos piedras como arco? Y pensar que cuando era chica,
quería ser grande. Y ahora que lo soy, me doy cuenta que nunca voy a
dejar de ser niña y de soñar, soñar con el mejor mundo que existe, soñar
con el amor, con un amor de esos que te estrujan el alma. No voy a
dejar de creer que me van a salir gusanos en la panza de comer dulces,
no voy a dejar de jugar a la mancha con los problemas ni a las
escondidas con la verdad, no voy a dejar de apreciar lo sencillo y
simple de la vida y mucho menos olvidar que con tan poco se puede hacer
mucho. No voy a dejar envejecer mi sonrisa. No voy a dejar que mis
miedos de apoderen de mi cuando puedo esconderme debajo de la sábana. No
voy a dejar que nadie me diga que no puedo lograr algo, si siempre
fuimos superhéroes. No voy a dejar de creer en las personas pero no voy a
aceptar caramelos de un extraño. Y voy a seguir en este columpio
siempre, subiendo y bajando hasta tocar las nubes con las manos, porque
me hace libre y sobretodo sumamente feliz.
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