Mil despedidas
Y
nos perdimos más de mil veces por querer encontrarnos de nuevo en un
abrazo, una caricia. Nos perdimos porque no encontramos el valor de
enfrentar los sentimientos y los hicimos a un lado, una vez más. Nos
dejamos ir porque buscábamos en la esperanza rota, retazos de lo que
alguna vez nos sacó una sonrisa. Nos despedimos cientos de veces por no
querer soltarnos las manos definitivamente. Nos lastimamos con palabras
de mentira sólo por no poner sobre la mesa nuestros corazones. Nos
dejamos ir por las habladurías de la gente que no entienden (y nunca
entenderán) que esta relación va más allá de todo. Hicimos cosas sin
sentido sólo por no saber qué hacer cuando no coincidimos en tiempo y
espacio. Tomamos decisiones que afectaron nuestro presente y aún más
nuestro futuro, uno que ya no existe. Nos ilusionamos con nuevas
personas sólo por creer que ahí estaría el sentimiento que teníamos
guardado, sabiendo incluso que eso también sería una farsa. Dejamos de
sentir para racionalizar nuestros corazones y por más absurdo que
parezca, fue así. Y nos volvimos a perder en los brazos del otro, en su
mirada y por más que quisimos escondernos de lo que pasaba, fue inútil. Y
más de una vez nos dijimos adiós, aunque por dentro sabíamos que no
podíamos estar lejos del otro. Y quizás ésta sólo sea una pérdida más
que tendremos que afrontar pero siempre sabremos que el amor no se
escapa tan rápido como lo hacemos nosotros. Y los dos tomamos caminos
diferentes pero se nos olvidó soltarnos primeramente del corazón antes
que de las manos.
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